5:15 p. m. Me acabo de dar un totazo tan duro en la frente que lo sentí hasta en los dientes, como si se hubieran quebrado y caído todos de la boca. Pensé, mientras me tocaba la cara buscando sangre: "Dios mío, me abrí la cabeza, pero no... porque todavía pienso" y salí corriendo al baño, con una capacidad motora normal, Díos mío, a mirarme en el espejo. Pensé en lo frágiles que somos los seres humanos, que por un descuido podemos perder la vida en un momento, que para morirse solo hace falta estar vivo y tampoco hace falta salir a la calle. Lo que vi en el espejo fue un puntico de sangre en medio de un colorado con cara de chichón en cuarto creciente. Y al lado, otro chichón. Agradecí no quedar desfigurado de por vida, pero parece que tendré que esconderme un par de días en casa. Respiré profundo y corrí a la nevera por hielo. Mientras sentía el alivio del frío, me preguntaba si nuevas secuelas llegarían más tarde y me aterré con la idea de una muerte repentina. La cabeza e...
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