El Rey León, una crítica no apta para mentes infantiles


Veinticinco años después de su estreno como película animada, volvió el clásico de Disney 'El Rey León', esta vez en acción real, y a mí lo primero que me causa son muchas preguntas, algunas triviales, otras no tanto:

¿Cómo hizo el Rey León para ganar musculatura sin comer carnes rojas y solo a punta de insectos? 

¿Por qué no tiene testículos? 

¿Cómo es que en la manada mandan los machos cuando en realidad son las hembras las que mandan? Sugiero leer en The New York Times: Disney se equivocó: no debió ser 'El rey león'.

¿Por qué todavía se elogia el sistema monárquico (el hijo de, el sucesor del trono de) cuando lo políticamente correcto es la derrota de la tiranía y el triunfo de la democracia, como bien lo supo transmitir el final de 'Juego de Tronos', a todas luces una ficción más sintonizada con los tiempos actuales?

Dirán ustedes que así es el cine infantil: una colección de mentiras necesarias porque además no se pueden decir ciertas cosas. Hace 25 años yo también veía el Rey León con otros ojos, pero hoy no puedo pasar por alto ciertas cuestiones que no hacen honor a la verdad y el buen juicio. 


Hablemos, por ejemplo, de las hienas, retratadas una vez más como mezquinas, traidoras y malas influencias. Es cierto que poco ayuda su risa macabra, pero si no fuera por estos mamíferos la sabana africana sería un reguero de tripas. Merecen que las reivindiquen como a las zarigüeyas y los murciélagos, puesto que cumplen un papel valioso en la naturaleza, no son enemigas de nadie y merecen un mejor trato. 

Y hablando de naturaleza salvaje, vemos muy animosamente retratado al Serengueti, el corazón de África, punto caliente de biodiversidad y hogar de los mamíferos terrestres más grandes del planeta. Pero la película exagera en la cantidad de animales por metro cuadrado. Ni en NatGeo ni en Animal Planet se vería nunca esa desbordada cantidad de especies distintas corriendo juntas como en la Maratón de Boston. 

Y no terminan las falacias: en esta versión edulcorada (palabra favorita de los críticos) de Disney, depredadores y presas conviven en completa en armonía, como en las cartillas del Atalaya...


Todo indica que la cadena alimenticia, como las güevas de Simba, son "demasiado reales" como para mostrarlas.

Tan reales como la caza furtiva, la deforestación y el cambio climático que están matando a todos los animales que Noé metió en el arca, que también es una gran mentira, pero mejor paremos aquí.

Para no ser tildado de aguafiestas o "mala leche", me dejaré llevar en este momento por el "Hakuna matata" que traduce "vive y sé feliz", "no te preocupes" o "tómalo con calma". 


Así, entonces, debo reconocer aquello que me gustó de la película, como la buena onda y camaradería entre Simba, Timón y Pumba. Pero el mejor personaje es Scar, el tío, porque es un malo lleno de matices: envidioso, resentido, déspota. Los villanos, casi siempre, se roban el show.

Los héroes, en cambio, suelen ser aburridos y Simba no es la excepción. Su destino ya estaba trazado. pues incluso desde cachorrito sabía con quién debía casarse. Quiso huir para siempre y quedarse hippie toda la vida, pero retomó el camino. Valentía para recuperar el trono no le faltó, aunque no tuviera güevas.

Comentarios

  1. ... Uyyy que fuerte, se nota que ya creció, pero bueno nada que hacer esta película es el tipico blockbusters que se lleva la mayor audiencia. En especial los niños que los odie en la película. Jjeje pero bueno mejor me quedo con hakuna matata...

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