Fui hoy a mirar cómo quedó el Túnel Verde de Envigado después de la sorpresiva tala que ejecutó la Alcaldía de Envigado incumpliendo la promesa de concertar con la comunidad, y encontré que a varios árboles que fotografié en septiembre del 2018 ya les pasaron la motosierra.
Según el Colectivo Túnel Verde este lunes festivo, cortaron unos 100 de los 133 árboles autorizados para tala. El martes se confirmó que fueron 110. El mayor daño ya está hecho y se nota por los lados de Otraparte, el Colegio Teresiano y el Mall Villagrande. La esperanza es salvar los que siguen en lista.
Las autoridades necesitan que por la Carrera 43 A pase el Metroplús, una obra para la que no hay plata para terminarla y que tampoco se sabe a cuántas personas le va a servir.
Lo cierto es que estos árboles "viejos" y que "ya cumplieron su ciclo", como dicen los defensores del mal llamado progreso, ya no están, ya no viven, a pesar de los ruegos de quienes hablaron por ellos.
Estos árboles ya no darán oxígeno, ya no capturarán carbono, ya no ofrecerán alimento y refugio a la fauna, ya no darán sombra a los caminantes, ya no ayudarán a bajar la temperatura, ya no ayudarán a combatir el cambio climático.
Un nuevo túnel tardará años en formarse en este lugar que hoy se ve despejado, un peladero. ¿Seremos capaces de remediar ese daño?
Ya sea en el Amazonas, en Australia o en Envigado, cada árbol cuenta en un mundo cada vez menos verde y con el clima más loco.
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