Cuando supe de 'Coco' pensé: ¿otra película inspirada en el mexicano Día de Muertos, como 'El libro de la vida' (2014), producida por Guillermo del Toro?
Bueno, dije, vamos a ver 'Coco', que es de Pixar y nunca defrauda. Y así fue. Les cuento que salí con el ojo 'chocolateado' de la sala de cine. 'Coco' es supremamente emotiva y en lo técnico, preciosa, sin caer en el exagerado colorinche de 'El libro de la vida'.
'Coco' cuenta la historia de un niño llamado Miguel que sueña con convertirse en cantante a pesar de la prohibición de su familia. Esta pasión lo llevará a adentrarse a la tierra de los muertos donde destapará algunos secretos de sus antecesores.
Parece otra película infantil con la típica moraleja "lucha por cumplir tus sueños", pero Coco va más allá. En realidad, va hasta el 'más allá' de este mundo de los vivos para mostrar otras visiones acerca de la muerte, otras formas de asumirla. Y no hay universo más atractivo que la festividad del Día de Muertos, tan llena de significados que trascienden la tristeza o el dolor.
¿Para qué se llevan flores y ofrendas a los muertos? Para no olvidarlos, para que sigan vivos en la memoria porque si se olvidan, entonces mueren del todo. Bajo esa bella y poderosa metáfora se desarrolla la trama de 'Coco'. ¿Ahora entienden por qué se puede escapar más de una lágrima?
Pero no es solo la trama, rica en puntos de giro y sorpresas hasta el final. 'Coco' también es fascinante por su puesta en escena, por su musicalización (qué rico escuchar esa emblemática canción mexicana 'La llorona', interpretada por un sinfín de artistas entre ellos Chavela Vargas) y claro está, por el bello homenaje que en sí es toda la película a la cultura mexicana, y a los latinos en general, lo que contrasta con la hostilidad que promueve el actual presidente Trump hacia esta comunidad.
Salí gratamente sorprendido por 'Coco' y no sería sorpresa que ganara el Oscar y otros grandes premios a la mejor animación. La sensibilidad de Pixar será nuevamente premiada.
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