Crítica de 'Baby driver': acción pura al ritmo de la música


Esta no es una película de acción cualquiera, donde las balaceras y las persecuciones automovilísticas son el plato fuerte. Para sorpresa y agrado de muchos, aquí hay un ingrediente bastante especial: la música.

Resulta que el protagonista (Ansel Elgort, el mismo de 'Bajo la misma estrella'), es un chico más bien callado que se hace llamar 'Baby', trabaja como el conductor de unos peligrosos ladrones y nunca se despega de sus audífonos. Bay escucha música todo el tiempo y sus pasos por la vida van al ritmo de las canciones. ¿Genial, no?



El director Edgar Wright nos sorprende, sobre todo al comienzo, con esta propuesta de conjugar o sincronizar la acción con la música. El resultado es bastante estimulante y refrescante, original y diferente, sin duda. Vale la pena verla (no se dejen llevar por el título que le pusieron en Latinoamérica: 'Baby, aprendiz del crimen', fatal).

El reparto es bastante bueno: Kevin Spacey, Jamie Foxx y la bellísima Lily James como la mesera que le roba el corazón a este Baby melómano y romántico que es todo un duro al volante y, a pesar de su polémico oficio, no le quiere hacer daño a nadie.

No sobra decir que los efectos están muy bien logrados, sobre todo en las persecuciones en auto. Si quieren acción y buena música, aquí está la fórmula perfecta.

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