Que una película rusa llegue a las salas de cine en Latinoamérica es todo un acontecimiento y resulta todavía más exótico si hablamos de una película de superhéroes como Guardianes, la cual demuestra que este tipo de cine fantástico no es un terreno exclusivo de Hollywood.
Con mucho menos presupuesto que una película de DC Comics o de Marvel (apenas 5 millones de dólares), Guardianes nos presenta a un grupo de cuatro superhéroes (una especie de Liga de la Justicia, Avengers o Guardianes de la Galaxia) provenientes de las antiguas repúblicas soviéticas como Armenia o Kazajistán.
Estos cuatro superhumanos, con poderes bien particulares como ser invisible o controlar las rocas, son reclutados por las fuerzas armadas rusas dentro de su programa secreto Patriotas para combatir a un científico convertido en supervillano y sus poderosas máquinas. Este es el tráiler:
Lo que ya hemos visto antes en películas gringas, lo encontramos acá en versión rusa. Por ejemplo: ya no es Nueva York sino Moscú el epicentro de la acción y la destrucción. Así mismo, la demostración de poderío bélico corre por cuenta del Ejército Ruso y no falta el mensaje patriótico, esta vez envuelto de nostalgia por la grandiosa y ya desaparecida Unión Soviética. También hay, como en todas las películas, un rayo capaz de destruir la Tierra...
La película es una propuesta llamativa, capaz de despertar la curiosidad y entretener a grandes y chicos, incluso a pesar de los tópicos del género de los que no escapa, de su argumento requetesabido o de la evidente imperfección en algunos de sus efectos visuales, concretamente con el personaje del oso.
Más allá de lo cuestionable en términos cinematográficos (a mí no me pareció tan mala como a la mayoría de los críticos), Guardianes nos revela algunos aspectos de la cultura rusa todavía desconocidos para nosotros, los de este lado del mundo controlado ideológica y culturalmente por Estados Unidos.
Vale la pena verla, aunque sea solo por acercarnos ya no a la Rusia del comunismo y de espías que siempre nos han pintado, sino a la Rusia como esa nación moderna, pluriétnica y que, al igual que Estados Unidos, inventa superhéroes a su medida con propósitos que van más allá del entretenimiento.
¿Qué fue lo que más me gustó de la película? El diseño de los personajes, el casting y las tomas de Moscú, Armenia y Siberia, de sus edificios y paisajes. También los efectos visuales de todo lo que tiene que ver con armas, máquinas, aeronaves y satélites espaciales. Nada que envidiarle a Hollywood y ojalá nos sigan llegando más películas rusas y de otras partes del mundo para que rompamos esquemas.
Los dejo con la canción oficial de la película, interpretada por Yuliya Tereshchenko, que es otra de las buenas sorpresas de esta película:
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