Crítica de 'Annabelle: la creación': el origen de la siniestra muñeca


Annabelle, al igual que Chucky, ya hace parte de la lista de muñecos más adorables del cine. Aterradores, digo. Nadie imaginaría que detrás de su vestido blanco, trenzas de niña buena y expresivo rostro, se esconde una especie de maldición o pacto con el diablo que te puede matar.

Después de robarse el protagonismo en El conjuro y conseguir para ella su propia película homónima, Annabelle: la creación nos cuenta el origen de esta muñeca y el porqué de su posesión por parte de un espíritu demoniaco.


En esta ocasión, Annabelle será el terror de un grupo de niñas huérfanas y la monja que las cuida, cuando estas llegan a una casa (misteriosa como todas) que promete ser su nuevo y cálido hogar. En ella vive una pareja sombría que perdió a su pequeña hija años atrás. Es la niña que guarda el secreto de toda la maldad encarnada en la muñeca. 

El ambiente de orfanato y la identificación del espectador con estas niñas desamparadas son puntos a favor de la película, que obviamente está cargada de sustos. Algunos son creíbles y originales, y otros más bien risibles. Igual no falta el que en la sala de cine grita por cualquier cosa.

Annabelle: la creación cumple con el propósito de entretener, a base de fórmulas ya conocidas, pero efectivas, pero no puede decirse que estamos ante la mejor película de terror del año. Creo que ese honor lo sigue teniendo Get out (Huye) que resulta siendo una propuesta más arriesgada.

Aquí está el tráiler:




Comentarios