Crítica de 'Moonlight', la película sobre un negro gay que se llevó el Óscar

Imagen de 'Moonlight'.

Por culpa de una tarjeta equivocada -según la explicación que dieron-, los Premios Óscar 2017 pasarán a la historia gracias al bochornoso momento en que se anunció a 'La la land' como la mejor película, cuando en realidad la ganadora era 'Moonlight' (Luz de luna, en español).

Un error imperdonable que al parecer no fue intencionado (¿se sabotearía la Academia así misma y pondría en juego su credibilidad solo por dar un golpe de emoción o por subir el 'rating' en el último minuto?) y que más bien habría sido responsabilidad exclusiva de las dos personas de Price Waterhouse Cooper encargadas de entregar los sobres de las ganadoras, como de también el actor Warren Beatty, quien admitió haber visto la tarjeta equivocada (el de mejor actriz para Emma Stone), pero permitió que su compañera Faye Dunaway simplemente leyera 'La la land'.

En suma, una terrible metida de patas que, sin querer queriendo y al final de cuentas, terminó opacando el triunfo de 'Moonlight', una película con sobrados méritos para arrebatarle la estatuilla a la comedia musical de Damien Chazelle, sobrevalorada quizás, pero gran favorita de la noche con sus 14 nominaciones, el mismo récord de 'Eva al desnudo' (1950) y 'Titanic' (1997).

Ambientada en Los Ángeles, en el mundillo glamuroso de Hollywood y los sonidos de jazz, lo de 'La la land' era una victoria cantada (y bailada). Ya se había quedado antes con los más importantes premios. El Óscar parecía suyo. En cambio, pocas posibilidades se veían para 'Moonlight', que cautivó a los críticos. Una historia de afroamericanos. De afroamericanos homosexuales, para ser más precisos.

Imagen de 'La la land'.

En los oscuros tiempos que arrancaron con Trump, parecía más cómodo premiar el escapismo y la autorreferencialidad. Olvidarse un poco de las guerras, los marginados y los dramas sociales. Y es que con 'La la land', Hollywood se premiaría a sí mismo: a sus clásicos musicales, a todo ese mundo de color e ilusión, y a toda esa gente bonita de la industria como el par de protagonistas interpretados por Emma Stone y Ryan Gosling, que inútilmente intenta triunfar en el escenario y en el amor, las dos cosas al tiempo.

Pero no. Hollywood terminó premiando el domingo, de mala manera, con sobre equivocado, en medio de la confusión y el escándalo, una película cargada de realidad sobre gente que no es blanca, heterosexual ni exitosa. Porque no digamos ya que es una película sobre negros u homosexuales, minorías que hasta en la nación insigne de la libertad y la democracia la tienen difícil, y más ahora con Donald Trump y los valores de la América conservadora que representa.

Imagen de 'Secreto en la montaña'.
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Pero si bien es cierto que 'Moonlight' acaba de convertirse en la primera cinta con temática gay premiada con el Óscar a mejor película, honor que no tuvieron o no quisieron darle en su momento a otras cintas memorables como 'Filadelfia' (1993), 'Secreto en la montaña' (2005) o 'Milk' (2008), en realidad hay que ver más allá de esas etiquetas que desvían la atención y se olvidan del contexto.

'Moonlight' no es solo la historia de vida de un negro homosexual del sur de Estados Unidos, algo nunca antes contado en el cine o al menos que yo recuerde, sino también la cruda historia de un niño que crece en el peor ambiente familiar posible donde se juntan tráfico y consumo de drogas, prostitución, maltrato psicológico, y como si eso fuera poco, el 'bullying' en la escuela. En suma, un hombre que sufre.



¿Y el amor? esquivo, culposo y escondido, como sucede en estos casos. No es el amor que se canta y se baila en cualquier calle o esquina estilo 'La la land', sino más bien el desamor que se sufre a solas o con una emocionante canción como 'Cucurrucú paloma', interpretada por Caetano Veloso. Escuche aquí la fabulosa banda sonora de Moonlight

Parece que Hollywood por fin ha saldado su deuda con los negros, ignorados el año pasado en las nominaciones. Y con la comunidad LGBTI, a la que no había querido entregar la máxima estatuilla. Lastimosamente una equivocación de sobres quiso eclipsar estos acontecimientos, pero la Luna que da sorpresas terminó imponiendo su luz.

Pictoline resumió así lo que pasó en la ceremonia:

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