'Toy Story 4': Forky tardará 450 años en descomponerse


Cuando vi el tráiler de 'Toy Story 4' y supe que el nuevo juguete de Bonnie iba a ser un tenedor desechable llamado Forky, pensé: "wow, Disney y Pixar darán un gran mensaje sobre la contaminación por plástico en el mundo donde solamente a los océanos estamos arrojando más de 8 toneladas cada año, que es como arrojar una volqueta cada minuto". Pero no.

Cuando vi la película (dos veces) me pareció muy bonita, muy graciosa y muy sentimental como las tres anteriores (y las críticas son fabulosas y seguro ganará el Óscar), pero en reflexiones sobre el plástico, que es un problema apremiante y produce todos los días noticias buenas y malas, se quedó realmente corta.

La única pista o referencia es la insistencia de Forky por tirarse a la caneca de la basura, tal vez porque es el único consciente de que será basura por los siguientes 400 o 500 años que es lo que se calcula se demora el plástico en descomponerse. El primer trozo que se inventó en la década de los 50, como derivado del petróleo, debe estar todavía por ahí ensuciando algún lugar...

Con 'Toy Story 4' se perdió una "oportunidad histórica" para llamar la atención de los niños y adultos sobre este grave problema que está afectando el suelo, los ríos y los mares del planeta entero y, por supuesto, a las ballenas, tortugas, peces y todos los seres vivos que estamos ingiriendo plástico y microplástico. Sí, nosotros también, a través del pescado, la sal de mesa y hasta el agua misma.

La presencia de Forky en la película me pareció, en últimas, casual o anecdótica. Para los guionistas no fue una prioridad el asunto ecologista y desesperanzador que aquí planteo, sino, tal vez, el mensaje simple y limitado de que se pueden hacer juguetes con material desechable. O que se puede crear vida a partir del deseo del corazón, o que podemos divertirnos con cualquier cosa a la que le peguemos ojos.


En cualquier caso, Forky no es el protagonista de esta película. Lo sigue siendo Woody, el vaquero, quien se enfrenta a la dura realidad de que ya no es el juguete favorito de Andy, que ya creció y se fue para la universidad; como tampoco de la pequeña Bonnie, que anda más encaprichada con el tenedor con ojos.

Digamos que por ese lado sí me gustó el mensaje de la película: que hay que aprender a superar etapas en la vida y encontrar el lugar y las personas que realmente nos hagan felices. Pero insisto: algo tenemos que hacer con el plástico que nos está ahogando, hay que poner al mundo a reflexionar sobre el problema y toca cambiar nuestros hábitos de consumo.

¿Será que dentro de unos años 'Toy Story 5' nos mostrará algo más cercano a la realidad actual de nuestro planeta en lugar de seguir repitiendo la misma historia de un juguete perdido que toca rescatar?

¿Qué tal si nos muestra al Señor Cara de Papa atorado en el estómago de una ballena o a la flacuchenta Barbie clavada como pitillo en la nariz de una tortuga marina? Ese sí sería un rescate digno de ver, aunque resulte cruel y doloroso para el público familiar.

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